Chaim Soutine fue un excéntrico tanto en la vida como en sus obras. Atravesado tanto por los movimientos artísticos como políticos de principios del siglo XX, su pintura salvaje inspiró a generaciones de jóvenes de artistas y sigue sin dejar a nadie frío hoy en día. Su camino le llevó desde el Shtel judío de Bielorusia a París, de la amarga pobreza al éxito artístico. Sus cuadros muestran impactantes naturalezas muertas, agitados paisajes y serenos retratos de personas en un mundo oscuro.